Palillos de Bateas en las costas gallegas

Las cantidades de microplásticos que nos encontramos en las costas de todo el mundo son un problema que aumenta cada día. Se estima que para 2050 habrá más plásticos que peces en el mar. En Galicia además se encuentran palillos de bateas en arenales en los que el cultivo en batea no se produce.

Todos conocemos los problemas que producen los microplásticos, envases… en el mar, de eso no cabe duda. Estamos todos y todas cada vez más concienciados sobre un problema que está ahí y que todos intentamos buscar una solución como los ODS 13 y 14, pero los datos cada vez son más preocupantes.  Según un estudio publicado en Nature Communications, las estimaciones que se tenían de basura quedan muy por debajo de lo pensado. De los 15 millones de toneladas de microplásticos que se imaginaba que podía haber en el atlántico se estima que la realidad es de 200 millones de toneladas de basura plástica en todo el océano atlántico. 

Enfocándonos más en nuestras costas, nos vamos a centrar en Galicia. La basura marina que nos encontramos básicamente en todas las playas son prácticamente las mismas que en cualquier otra playa; microplásticos, bastoncillos de toda clase, envases, botellas, cajas,residuos y útiles de algún barco (redes, botas, madera…).

Sin embargo, hay algo que aparece en todas las playas gallegas y que por su procedencia no debería de ser así. Incluso han llegado a zonas del sur de Portugal y hasta las costas canarias debido a las corrientes marinas y tempestades. Hablamos de los palillos de las bateas.

Las bateas de mejillón o miticultura, son estructuras rectangulares generalmente de madera y flotadores de fibra de vidrio. En la parte sumergida se cuelgan las cuerdas en las que se adhieren principalmente los mejillones. Cada  batea puede contener unas 400 cuerdas de entre 5 y 10 metros cada una. El volumen medio de mejillón que genera cada batea es de 40 y 80 toneladas por año. Es decir, que por cada metro de cuerda se obtiene (más o menos) unos 25 kg. Para que este molusco no se resbale o se caiga por su propio peso de las cuerdas, se colocan a distancia similar unos palillos de plástico.  Con los temporales, mar de fondo o corrientes marinas, incluso por el propio peso del mejillón, es normal que se desprenden algunos palillos o incluso trozos grandes de cuerda. 

El problema viene cuando estos palillos quedan en el mar, ya que tardan entre 100 y 500 años en desintegrarse y cuando lo hacen siguen quedando restos en el mar. Esos restos son consumidos por los peces o aves marinas e incluso por nosotros a la hora de comer pescado. 

Un dato curioso es que estos palillos antes estaban hechos de madera, siendo así más sostenibles y menos dañinos. El año 2019, se presentó un proyecto europeo para promover una acuicultura más sostenible en las rías gallegas llamado Acuieco. Uno de los puntos era probar nuevos materiales para los palillos de las bateas como la madera o los plásticos biodegradables. Eso sí, aún se necesita tiempo para ver la durabilidad y su funcionalidad a largo plazo.

Mientras tanto, dada la calidad del plástico con el que están hechos, es uno de los materiales que separamos en nuestras limpiezas para su reciclaje para poder crear con ellos nuevos productos, fomentando de esta manera la economía circular.

Cuando andes por una playa gallega y veas algún palillo de las bateas, mira al horizonte y fijate si estás en las Rías Baixas de donde son típicas las bateas o si por lo contrario estás en la Costa da Morte donde no las hay. 

El poder del mar y las corrientes son increíbles, así que no te extrañe encontrar algún residuo procedente de África o América.

Fuente: National Geographic, Arroyabe, UN.com, Nature Communication y WWF

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