Noticias

Hablemos de microplásticos

Casi todos, por no decir todos, hemos escuchado la palabra microplásticos alguna vez. Esas partículas minúsculas que pueden estar presentes tanto en el agua, el aire, en los animales y alimentos.  Seguramente en lo que la mayoría nos confundimos es a lo que llamamos microplásticos.  Si nos ceñimos a la definición, son aquellas partículas plásticas de menos de cinco milímetros de largo. Son fruto de la contaminación principalmente provocada por una mala gestión de los residuos por parte del ser humano. Estos microplásticos que ya llevan tiempo desintegrándose de su producto, envase original y aún tardarán varias décadas en poder degradarse al completo. A raíz de esto, podemos comentar los tipos de microplásticos que hay. Ambos tienen en común el tamaño, pero se diferencian por el origen. Si todos hemos escuchado hablar de los microplásticos, tampoco somos ajenos a cómo afectan al medio ambiente y a nosotros.  Sin embargo, la realidad es que aún sabemos muy poco de cómo pueden afectarnos. Sabemos que no son biodegradables por lo que una vez esparcidos en la naturaleza permanecen mucho tiempo. Como hemos citado en las redes sociales de LimpOcean, ya se han encontrado microplásticos en la Antártida y en todas las especies de pingüinos allí presentes. El problema de la ingesta de microplásticos en la cadena alimentaria marina trae consigo varios problemas. Pero el problema no está solo en el agua. Las partículas también están esparcidas en el aire, por lo que al respirar penetran en nuestro cuerpo, afectando a nuestra vida diaria. No está aún demostrado cuál es el impacto en la salud, pero sí que los microplásticos causan daño en los órganos y células humanas. La solución a esto parece complicada, porque según Nature, se prevé una producción de plástico del doble de lo que se produce actualmente, que son casi 400 millones de toneladas. Sin contar los plásticos que están perdidos en el mar y en los vertederos.  Buscar una mejora a la hora de gestionar los residuos y apostar por una economía circular de verdad parece ser el único punto de partida viable.  Fuente: Nature.com articuled41586 sostenibilidad.com/medioambiente/microplastico Universtity of Plymouth Saving our seas from plastic

Palillos de Bateas en las costas gallegas

Las cantidades de microplásticos que nos encontramos en las costas de todo el mundo son un problema que aumenta cada día. Se estima que para 2050 habrá más plásticos que peces en el mar. En Galicia además se encuentran palillos de bateas en arenales en los que el cultivo en batea no se produce. Todos conocemos los problemas que producen los microplásticos, envases… en el mar, de eso no cabe duda. Estamos todos y todas cada vez más concienciados sobre un problema que está ahí y que todos intentamos buscar una solución como los ODS 13 y 14, pero los datos cada vez son más preocupantes.  Según un estudio publicado en Nature Communications, las estimaciones que se tenían de basura quedan muy por debajo de lo pensado. De los 15 millones de toneladas de microplásticos que se imaginaba que podía haber en el atlántico se estima que la realidad es de 200 millones de toneladas de basura plástica en todo el océano atlántico.  Enfocándonos más en nuestras costas, nos vamos a centrar en Galicia. La basura marina que nos encontramos básicamente en todas las playas son prácticamente las mismas que en cualquier otra playa; microplásticos, bastoncillos de toda clase, envases, botellas, cajas,residuos y útiles de algún barco (redes, botas, madera…). Sin embargo, hay algo que aparece en todas las playas gallegas y que por su procedencia no debería de ser así. Incluso han llegado a zonas del sur de Portugal y hasta las costas canarias debido a las corrientes marinas y tempestades. Hablamos de los palillos de las bateas. Las bateas de mejillón o miticultura, son estructuras rectangulares generalmente de madera y flotadores de fibra de vidrio. En la parte sumergida se cuelgan las cuerdas en las que se adhieren principalmente los mejillones. Cada  batea puede contener unas 400 cuerdas de entre 5 y 10 metros cada una. El volumen medio de mejillón que genera cada batea es de 40 y 80 toneladas por año. Es decir, que por cada metro de cuerda se obtiene (más o menos) unos 25 kg. Para que este molusco no se resbale o se caiga por su propio peso de las cuerdas, se colocan a distancia similar unos palillos de plástico.  Con los temporales, mar de fondo o corrientes marinas, incluso por el propio peso del mejillón, es normal que se desprenden algunos palillos o incluso trozos grandes de cuerda.  El problema viene cuando estos palillos quedan en el mar, ya que tardan entre 100 y 500 años en desintegrarse y cuando lo hacen siguen quedando restos en el mar. Esos restos son consumidos por los peces o aves marinas e incluso por nosotros a la hora de comer pescado.  Un dato curioso es que estos palillos antes estaban hechos de madera, siendo así más sostenibles y menos dañinos. El año 2019, se presentó un proyecto europeo para promover una acuicultura más sostenible en las rías gallegas llamado Acuieco. Uno de los puntos era probar nuevos materiales para los palillos de las bateas como la madera o los plásticos biodegradables. Eso sí, aún se necesita tiempo para ver la durabilidad y su funcionalidad a largo plazo. Mientras tanto, dada la calidad del plástico con el que están hechos, es uno de los materiales que separamos en nuestras limpiezas para su reciclaje para poder crear con ellos nuevos productos, fomentando de esta manera la economía circular. Cuando andes por una playa gallega y veas algún palillo de las bateas, mira al horizonte y fijate si estás en las Rías Baixas de donde son típicas las bateas o si por lo contrario estás en la Costa da Morte donde no las hay.  El poder del mar y las corrientes son increíbles, así que no te extrañe encontrar algún residuo procedente de África o América. Fuente: National Geographic, Arroyabe, UN.com, Nature Communication y WWF

¡Ya somos 8.000 millones de personas! Consecuencias para un futuro no muy lejano

Hemos llegado a la cifra de 8.000 millones de personas en el mundo. ¿Sabes que significa eso? Que cada vez necesitamos más recursos y nuestro planeta poco a poco se apaga. Ahora necesitaríamos más de 3 planetas tierra para poder seguir con este nivel de vida que llevamos actualmente. Hemos alcanzado los 8.000M de habitantes en nuestro planeta por primera vez, pero esta cifra no se queda ahí, va aumentando cada día. Según datos de Naciones Unidas, se estimaba que en 1950 la población mundial rondaba los 2.600 millones. Esto significa que hemos crecido 5.400.000 en apenas 72 años. Sin embargo, este crecimiento no fue progresivo. De los 5.000 millones  de 1987 pasamos a ser 7.000 en 2011 y en apenas 11 años hemos crecido hasta la cifra récord actual. Los datos de crecimiento indican que pasaremos la barrera de 9.000 millones en apenas 15 años y a los 9.700 millones en 2050. Cómo hemos llegado a este crecimiento Las causas de este aumento demográfico son varias. ¿Qué significa esto? Dentro de las muchas consecuencias que este aumento de la población trae consigo, queremos resumir, en lo que nos concierne a nosotros en este post, varios puntos. Actualmente vivimos en un mundo que no tiene recursos infinitos, actualmente necesitamos casi de 3 planetas como el nuestro  para mantener el nivel de vida actual. Consumimos mucha más rápido de lo que el planeta es capaz de darnos.  A más personas, más producción y a más producción más consumo de recursos naturales que ya no tenemos. Para los océanos y la fauna marina, el aumento de los transportes marítimos, la producción de residuos y desechos que acaban en el mar son catastróficos.  Para 2050 se cuenta que habrá más plásticos que peces en el agua. Es de vital importancia cuidar el planeta y sobre todo los océanos, ya que son los responsables de absorber el 90% de los gases de efecto invernadero y de purificar el oxígeno. Otra de las causas es el calentamiento y aumento del nivel del mar por el cambio climático, con consecuencias como inundaciones por tormentas, contaminación acuífera y de cosechas al verse afectado el suelo agrícola, la muerte de especies marinas, plantas y animales terrestres que viven de ellos, como algunas aves. Es hora más que nunca, de cambiar algunos hábitos. Cuidemos nuestros océanos, vivamos de una forma más sostenible. Aún hay tiempo para dejar a nuestras futuras generaciones un planeta mejor que el que dejamos Fuente: UN news, BBC, Unfpa.org. el País

X